Los derivados que contienen las hojas, los tallos y las flores de la planta se denominan: marihuana, kif, dagga o bhang, dependiendo del país. Los derivados que contienen exclusivamente las semillas y las flores se conocen como ganja. Se cree que el derivado más fuerte es la resina que se procesa para producir el haschís, sustancia de color marrón que se prensa para formar el porro.
A finales de los años 60, los derivados del cáñamo (entre ellos la marihuana) llegaron a convertirse en un símbolo para la juventud que pertenencía a movimientos pacifistas, contraculturales y antinormativos.
No obstante, la marihuana actual es muy diferente de la marihuana que inició estos movimientos, puesto que contiene por lo menos 15 veces más THC que la marihuana de esta época, debido al mejoramiento en la calidad de los cultivos.
La marihuana se considera una droga psicodisléptica y mixta. Esto quiere decir que la sustancia tiene efectos depresores y estimulantes a un tiempo y que además causan un trastorno cualitativo del funcionamiento psicológico.
La marihuana se puede consumir por via oral o fumada, pero también por medio de la absorción sublingual, vaporización (infusiones) e inyección intravenosa.
Su preparación no requiere procedimientos especializados. Sencillamente las hojas secas de la planta se fuman en forma de cigarrillos o pipas.
La marihuana contiene 400 componentes químicos diferentes, de los cuales 61 son canabinoides -es decir, que se encuentran únicamente en la marihuana-. Tales canabinoides actúan sobre receptores específicos del cerebro, a diferencia de otras sustancias como el alcohol o la cocaína, los cuales interrumpen procesos cerebrales.
Si se suspende el consumo de marihuana por tan solo un par de días, se puede disminuir la tolerancia a la misma. Esto significa que el usuario alcanzará los efectos deseados con menor cantidad.
La marihuana no genera depedencia fisiológica. Actualmente se debate si genera dependiencia psicológica.
La marihuana genera tolerancia, lo que significa que después de un tiempo de uso regular, sus efectos disminuyen y es necesario consumir cantidades mayores para conseguir los efectos deseados.
Es imposible morir por sobredosis de marihuana, a menos de que esta sea modificada con otros agentes químicos.
EFECTOS INMEDIATOS Y A CORTO PLAZO
La marihuana suele producir una sensación leve de euforia (aunque carente de locuacidad -como sucede con las bebidas alcohólicas- o jovialidad y dinamismo -como sucede con las sustancias estimulantes-), relajación, risa inmotivada, cambios en la percepción y en los sentidos, especialmente del espacio y el tiempo, en donde los segundos parecen alargarse notablemente.
Asimismo, hay pérdida de la capacidad asociativa y la memoria a corto plazo se ve comprometida, puesto que el consumidor suele olvidar muchas cosas que hace o dice durante el periodo en el que está bajo los efectos de la marihuana. Igualmente, la persona suele desarrollar una actitud pasiva y de pasotismo (actitud caracterizada por el desinterés y la indiferencia y no se preocupa por hacer o solucionar cosa alguna).
Algunas fuentes afirman que la marihuana también tiene la capacidad de producir alucinaciones, pero otros autores indican que se tratan de simples ilusiones visuales ocasionadas por las distorsiones perceptivas.
Cabe aclarar que los efectos de la sustancia dependen en gran medida del ambiente, las expectativas, la personalidad y el estado físico de la persona.
Las personas que se encuentran bajo los efectos de la marihuana suelen ser más sensibles a la luz y el ruido. Gracias a la distorsión en la percepción que genera esta sustancia, los usuarios de la marihuana pretenden aumentar la sensibilidad auditiva, visual y gustativa; con el fin de apreciar mejor la música, las películas y los alimentos.
Los signos fisiológicos del consumo son: congestión de las conjuntivas -lo que provoca el enrojecimiento de los ojos (no obstante, el tamaño de las pupilas es normal)-, disminución de la fuerza muscular, disminución de los reflejos y la reacción a estímulos -especialmente auditivos y visuales-, disminución de la capacidad para atender a estímulos (atención y concentración), retardo de las respuestas motoras, ligero aumento de la frecuencia cardíaca, disminución de las secreciones -que provoca resequedad en la boca- y, más adelante, somnolencia y aumento del apetito.
Los efectos psicológicos secundarios (no deseados) de la marihuana durante su consumo incluyen: temor, desconfianza, pánico, nerviosismo y paranoia. Asimismo, los efectos fisiológicos secundarios comprenden resequedad en la boca, problemas respiratorios, palpitaciones y fatiga. Estos síntomas suelen ser frecuentes cuando se presenta una intoxicación aguda, generando ansiedad, trastornos del pensamiento y la percepción a niveles psicóticos y estados de pánico.
Posterior a su consumo, la marihuana puede generar síntomas de depresión y ansiedad.
EFECTOS A MEDIANO Y LARGO PLAZO
El uso prolongado de la marihuana puede generar síndrome de abstinencia leve (malestar psicofisiológico que se presenta cuando se suspende bruscamente el uso de la sustancia). No obstante, esta noción es debatida, puesto que algunos autores afirman que la aparición de estos síntomas es dudosa, mientras que otros refieren que se trata de manifestaciones conductuales a nivel psicosocial, como la apatoabulia (abulia o disminución significativa de la voluntad, la iniciativa y la energía), la irritabilidad y la agresividad.
El consumo prolongado de marihuana tiene como consecuencias la disminución del rendimiento intelectual así como la disminución de la motivación, apatía y retraimiento. Por tal razón, suele producir en sus consumidores la disminución de su rendimiento escolar, laboral y deportivo, y en general de cualquier actividad que implique tareas intelectuales o físicas demandantes. Si se suspende definitivamente el consumo de esta sustancia, se produce una recuperación progresiva de las capacidades cognoscitivas y el estado de ánimo normal.
Los derivados del cannabis tienen gran afinidad por los tejidos grasos del cuerpo debido a que sus canabinoides son solubles en grasa. Los alcaloides de la sustancia pasan de la sangre a los tejidos grasos, en los que quedan almacenados, especialmente en los pulmones, los riñones, el hígado, el aparato genital interno y el cerebro (aunque la cantidad que permanece en el cerebro es muy poca). Posteriormente se van desprendiendo poco a poco, y vuelven a la sangre para ser eliminados por la orina.
La eliminación del THC es lenta pues tarda entre 15 días y un mes, lo que hace que esta sustancia se acumule en los órganos previamente mencionados si el consumo es muy frecuente.
Debido a que el sistema nervioso tiene una gran cantidad de tejido graso, sirve como reservorio a esta sustancia, de ahí que se produzca en enlentecimiento de la transmisión de los estímulos nerviosos en las neuronas. Este efecto tóxico es, sin embargo, reversible. No obstante, la acumulación de la sustancia en el cuerpo ocasiona la persistencia de sus efectos, incluso semanas posteriores a su administración.
La marihuana puede precipitar o aumentar los síntomas de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Algunas investigaciones concluyen que la marihuana afecta el sistema respiratorio tanto o más que el tabaco.
Especialmente en los adolescentes, la marihuana disminuye el conteo y la movilidad de los espermatozoides y en las jóvenes genera problemas menstruales. Igualmente, la capacidad y el rendimiento sexual se disminuye debido a los efectos depresores de la sustancia.
En casos aislados puede favorecer la aparición de trastornos psicóticos de larga duración. Algunos autores señalan la "psicosis canábica" como un episodio psicótico causado por el consumo de esta sustancia. No obstante, otros autores debaten esta idea y opinan que el consumo de marihuana tan solo coincide con la aparición del brote psicótico y otros afirman que la marihuana actúa únicamente como desencadenante del brote psicótico; es decir, que las personas que lo padecen siempre estuvieron predispuestas al mismo. En este sentido, existe amplia evidencia que la marihuana puede precipitar la aparición de trastornos mentales mayores (como la esquizofrenia) en personas con una predisposición a padecer de los mismos.
USOS MEDICINALES
La marihuana ha sido ampliamente usada a nivel medicinal para aliviar los dolores de reumatismo al colocar emplastos de ella.
Asimismo, el THC sintético ha sido usado para controlar el vómito producido por los tratamientos quimioterapéuticos del cáncer y en forma de gotas para el tratamiento del glaucoma.
VARIEDADES
Mientras que la marihuana regular tiene una concentración de THC (principal constituyente psicoactivo del cannabis) del 2 al 6%, su versión modificada más fuerte, conocida como cripi tiene de 6 a 18% de concentración de THC (delta-9-tetrahidrocannabinol o Δ9-THC). Actualmente, se han encontrado variedades hasta con el 25% de concentración de THC.
La marihuana contempla cientos de variedades. En Colombia, la marihuana de mejor calidad es producida en el Caquetá, los Llanos Orientales y el Valle. A su presentación regular, se le conoce como Cafucha. A partir de esta variedad, se desprenden muchas otras, las cuales son más nocivas, adictivas y modificadas como el Mango Biche (que resulta de la combinación de Cafucha y Corinto), el Punto Rojo, el Corinto, la Crespa (que resulta de la combinación de Corinto y Cripi) y el Cripi, que suele tener el mayor potencial adictivo y suele ser tratado con gasolina roja, thinner y éter, entre otras sustancias.
Con el fin de hacer atractivo el mercado, el cripi se comercializa ilegalmente en sabores (negro, purple, orange, chicle, white). Asimismo, las hojas que envuelven la sustancia para elaborar el cigarro se conocen como Cush, las cuales están hechas de cripi y papel y se venden en sabores como vainilla, fresa y pera. Los Blones son otra variedad que consiste en cripi con envolturas de cuero saborizadas con chocolate y otros.
Algunos consumidores suelen combinar la marihuana con otras sustancias para alcanzar efectos mixtos. Usualmente, la marihuana se suele combinar con cocaína y basuco, en cuyo caso se conocen como Ángeles y Maduros, respectivamente.
RECOMENDACIONES PARA SU CONSUMO
No se recomienda usar pipas para fumar marihuana ya que estas almacenan los restos de la combustión.
Debido al interés comercial sobre la sustancia, esta suele "rendirse" o rebajarse con diferentes compuestos químicos que reducen su calidad. Por tanto, se recomienda asegurarse de que la marihuana no tenga olor a ácido, que sea fácil de triturar o disolver y no tenga una consistencia semejante al chicle o el papel. En estos casos, se trata de marihuana adulterada significativamente, lo cual puede traer serias repercusiones para la salud.
Fuentes:
Échele cabeza cuando se dé en la cabeza.
El libro de las drogas. Manual para la familia. RUMBOS. 2000.
Todo sobre la adicción. Dr. José Guardia Serecigni. 1989.
Aizpiri, J. Situación actual del problema del cannabis: Psicosis cannabicas, diagnóstico y tratamiento. Inter droga, nº 1. 1982.